CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

EL CURA SACRILEGO

Mi amigo, monaguillo de un cura de la religión de Dios

Que fue compañero mío en el Seminario de Segovia

De donde nos expulsaron por hacernos solemnes pajas

Me cuenta que su “sa-cerdo-te” (como así le nombra)

Don Clavillo como se le llamaba en el pueblo montañés

Además de hipócrita, obsceno y vil embustero

Era un crack para las viudas y jóvenes solteras

Quedadas en esta vida para vestir vírgenes y santos.

Cuando le llamaban para atender a alguna de ellas

Por estar enfermas de gravedad o con cáncer diagnosticado

Tanto ardor empleaba, tanto esfuerzo y amor

Que acudía a su casa con hostias consagradas y el hisopo

Con el que rociaba a la enferma en su Chumino

Antes de meterle el supositorio recetado por el Ano

Entonces viéndole él como en Asno transformado.

Como así, también,  le veía cuando le montaba en sus rodillas

Haciendo con él un caballo al paso, al trote, al galope

Que, a la hora de su camino galopante, tan potente

Principiaba a correrse como un místico Asno.

-Estate quieto, hijo mío, alma bien amada y solitaria

Que si no lo hago yo, te lo hará, a más,  el Demonio

Al que le has caído en divina gracia solamente.

Por eso, barrunto yo que tales celestiales lances

Fueron causa de ese odio descomunal que tiene, hoy en día

Mi amigo monaguillo, a este Asno clerical y a su Dios

Que, después del fuerte y jadeante galope

Quedaban a su espalda los dos como muertos.

 



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